martes, 9 de enero de 2018

Mujeres científicas V

Margaret Hamilton (1936), es una científica computacional, matemática e ingeniera de sistemas. Fue directora de la División de Ingeniería de Software del Laboratorio de Instrumentación del MIT, donde con su equipo desarrolló el software de navegación "on-board" para el Programa Espacial Apolo. 

La imagen más célebre de Margaret es junto a los 15 tomos que ella y su equipo escribieron con el software del programa Apolo.

Fue la responsable de que el Apolo XI llegase a la luna con Amstrong y sus compañeros a bordo. La nave tuvo un problema en el alunizaje, si no hubiese sido por el software de Margaret la misión habría fracasado.

Margaret Hamilton fue una auténtica pionera en una época en la cual la programación no se consideraba ni ciencia. Y lo hizo aprendiendo lenguajes informáticos de forma autodidacta. 
Ayudó a crear lo que serían las bases de la programación, las bases de la ingeniería de software, término que ella misma acuñó. Según cuenta, muchos compañeros de la NASA se burlaron de ella cuando utilizó aquel término por primera vez, y lo siguieron haciendo hasta que un día un “gurú” de la programación le dio la razón: aquel término era correcto y la ingeniería de software una nueva rama de la ciencia.

En 2016 recibió, de manos de Barak Obama, la medalla Presidencial de la Libertad por su trabajo en la NASA durante las misiones Apolo, la más alta distinción que se puede otorgar a un civil.


Jocelyn Bell (1943), es una astrofísica norirlandesa que descubrió la primera radioseñal de un púlsar (estrella de neutrones).

Jocelyn se licenció en Física en la Universidad de Cambridge en 1965. Fue aquí donde colaboró con Antony Hewish del que fue doctoranda, construyendo un radiotelescopio junto a otros compañeros para su doctorado en Radioastronomía.

Un día Jocelyn descubrió una patrón de señales que le llamó la atención. La estudió junto a su profesor y descubrieron que se trataba de la señal que emitían estrellas de rotación muy veloz a las que llamaron púlsares.

En 1974, su profesor recibió el Nobel por este descubrimiento, dejando a Jocelyn al margen. La polémica por este premio continua hoy en día, ya que era de dominio público que había sido Jocelyn la que realizó el descubrimiento.

Si quieres saber más sobre ellas:

Margaret Hamilton

Jocelyn Bell


Mujeres científicas IV

Rosalind Franklin (1920-1958), fue una biofísica y cristalógrafa inglesa. Se graduó en Física y Química en 1941. En París, aprendió la técnica de difracción de Rayos X en la que se convertiría en una experta a nivel mundial y aplicaría, pocos años más tarde, a la molécula del ADN.

En su estancia en el King’s College, Rosalind Franklin mejoró el aparato para obtener imágenes con ADN, cambió el método y obtuvo fotografías, junto a su estudiante de doctorado Raymond Gosling, con una nitidez que nadie había conseguido antes.

En un seminario, Watson y Crick empezaron a conocer el trabajo de Rosalind Franklin y a utilizar sus datos. Un “compañero” de Rosalind, Wilkins, les fue mostrando las fotografías de Rosalind, casi siempre sin que ella lo supiera.

En 1953, cuando llevaban un año estancados en su investigación, vieron una fotografía de Rosalind, la famosa nº51 que les “aceleró el pulso”. Estas imágenes, más los datos de la charla de Rosalind Franklin de noviembre de 1951, y algunos datos más proporcionados por Wilkins, llevaron a Watson y Crick a su propuesta de la estructura del ADN y la publicaron en Nature en abril, solo un par de meses después de ver la número 51.
En 1951, Rosalind ya había escrito que sus resultados sugerían una estructura helicoidal con 2, 3 o 4 cadenas y con los grupos fosfato hacia el exterior. Esto lo escribió 16 meses antes del famoso artículo de Watson y Crick.

Ellos se adelantaron en su publicación, basada en el trabajo de Rosalind y en 1962 se les otorgó el premio Nobel por ese trabajo. No mencionaron a Rosalind.

Vera Rubin (1928-2016) nació en Filadelfia. Desde pequeña mostró interés por las estrellas que observaba con un telescopio fabricado por su padre.

Fue rechazada en la Universidad de Princeton porque no aceptaban mujeres en los estudios de astronomía así que estudió en la Universidad de Cornell. Se doctoró en la Universidad de Georgetown con una controvertida tesis que señalaba que las galaxias no se distribuían al azar sino que formaban grandes agrupaciones (cúmulos). Su trabajo fue rechazado por las revistas científicas Astronomical Journal Astrophysical Journal, pero sus hallazgos fueron confirmados 15 años después.

En 1965 Vera se convirtió en la primera mujer que tuvo acceso a utilizar los instrumentos del Observatorio Palomar. Su trabajo contradijo las normas en las que se basaba la astronomía de la época, pero gracias a su constancia y a su valor, demostró que en los bordes de las galaxias existía una masa densa e invisible que ejercía una fuerza sobre las estrellas Así, confirmó la teoría de la materia oscura que había quedado aparcada en los años 30. A través de sus observaciones, calculó, de manera conservadora, que más del 50% de la masa de las galaxias estaba formada por un halo de materia oscura.

Sus resultados fueron presentados a la Sociedad Astronómica Estadounidense en 1975, lo que llevó a los científicos a descubrir que en realidad el 90% de la masa de las galaxias es materia oscura. Hoy sabemos, aun sin haberla observado directamente, que el 27% del universo está formado por esta materia invisible (frente a un 5% de materia visible).

Sus mediciones supusieron en su momento la prueba más directa de la existencia de la materia oscura.

Su extraordinaria carrera le ha valido numerosos premios, entre los cuales se encuentra la Medalla de Oro de la Royal Astronomical Society que le fue otorgada en 1993. Durante décadas, su nombre sonaba en las quinielas para la obtención del Nobel pero nunca se lo concedieron.

Si quieres conocerlas mejor:

Rosalind Franklin


Vera Rubin





Mujeres científicas III

Rita Levi-Montalcini (1909-2012) nació en Turín. Fue una neurocientífica que descubrió el factor de crecimiento nervioso en 1947. Las células solo comienzan a reproducirse cuando reciben la orden de hacerlo, esa orden es transmitida por el llamado factor de crecimiento. Es una proteína presente en el sistema nervioso necesaria para la supervivencia y desarrollo de las neuronas.

Su vida ha sido un ejemplo de lucha. Primero contra su padre por querer entrar en la Universidad y estudiar. Después contra el fascismo y el nazismo por ser judía. Y luego por investigar sin descanso en el campo de la neurociencia y reivindicar el papel de las mujeres en la ciencia.

Sobrevivió al nazismo y al mismo tiempo montaba laboratorios clandestinos para poder seguir con sus investigaciones.

Recibió el Nobel de Medicina en 1986 por su descubrimiento de los factores de crecimiento.

Hedy Lamarr (1914-2000) nació en Viena.Desde pequeña destacó por su inteligencia y fue identificada como superdotada.

Se convirtió rápidamente en una actriz famosa por su belleza y por protagonizar el primer desnudo en el cine. Tras escapar de su celoso marido, que la tenía encerrada en casa para impedir que continuase con su carrera cinematográfica, se fue a Estados Unidos donde continuó su carrera en Hollywood. Además de su carrera de actriz empezó sus estudios de ingeniería y una vez licenciada en Ingeniería decidió colaborar con el gobierno para ayudar en la guerra contra los nazis. El gobierno no aceptó su ayuda y le sugirieron que ayudase con su belleza vendiendo bonos de guerra.

Un día conoció a George Antheil y juntos desarrollaron un sistema de comunicación secreto que impedía que los torpedos de las tropas aliadas fuesen interceptados y, ya en los años 60, que pudiesen ser dirigidos. Patentaron el sistema pero el ejercito nunca lo utilizó. No lo tomaron demasiado en serio debido a que no entendieron el concepto y al perfil inusual de la inventora.

Este sistema es la base del Wifi, el Bluetooth, y otros sistemas de comunicación inalámbricos utilizados actualmente.

El reconocimiento por su invento llegó muy tarde, y la mayoría fueron homenajes póstumos que ella ya no pudo disfrutar.


Si quieres saber más sobre ellas:

Rita Levi-Montalcini



Mujeres científicas II


Esta vez las protagonistas son Lise Meitner y Emmy Noether.

Lise Meitner (1878-1968) nació en Austria y se doctoró en Física. En 1912 se trasladó a Berlín para trabajar con Max Plank, allí conoce a Otto Hahn, con quien comenzó una larga amistad que duró 30 años. En 1908 Hahn y Meitner publicaron varios trabajos sobre el actinio. Formaron una pareja muy productiva.
En 1902 Hahn y Strassmann realizan un experimento que Lise interpretó como la separación del uranio en dos núcleos menos pesados. Lise y su sobrino Otto Robert Frisch fueron los primeros en articular y justificar la primera fisión nuclear, pero Hahn y Strassman, aunque desconocían las causas, publicaron los resultados sin ella en un artículo experimental. Otto lo justificó por razones de seguridad, ya que no podía publicar con una disidente judía. Aunque a Lise le molestó que no se incluyera su nombre en el artículo experimental, continuó contestando sus dudas a Otto Hahn.
En 1942 le propusieron formar parte del proyecto Manhattan para desarrollar la bomba atómica pero ella se negó por principios.
A finales de 1944 se le concedió el premio Nobel de química a Otto Hanh por el descubrimiento de la fisión nuclear. Al recoger el Nobel no mencionó en absoluto los 30 años de colaboración que pasó junto a Lise.
Meitner, a pesar de no recibir el Nobel, tuvo muchos otros reconocimientos a su carrera. En 1966 Hahn, Meitner y Strassman recibieron el famoso premio Enrico Fermi. A pesar de que Otto Hahn intentó que Meitner no recibiera tal reconocimiento, Strassman no lo permitió. En su honor también se llamó Meitnerio al elemento químico 109.

La siguiente protagonista es Emmy Noether (1882-1935). Dicen de ella que su teorema revolucionó la física y Einstein la calificó de absoluto genio matemático.

Nació en Alemania. Cuando quiso estudiar matemáticas en la universidad, las mujeres no podían hacerlo. Finalmente consiguió el permiso y cuando se licenció empezó a trabajar como profesora pero no percibió ningún salario durante cuatro años. Nunca se le otorgó el rango de profesora titular.

Se la considera la madre del álgebra moderna con sus teorías sobre anillos y cuerpos, pero su aporte a la ciencia no se restringe a las matemáticas. Su trabajo es fundamental para entender la teoría de la relatividad así como todas las teorías de la física.
Noether desarrolló un teorema que es clave para entender la física de partículas elementales y la teoría cuántica de campos. En pocas palabras, según Manuel Lozano Leyva, catedrático de Física Atómica y Nuclear de la Universidad de Sevilla, "para comprender toda la física más sofisticada".
Su teorema ha sido calificado como “el teorema más bello del mundo”.

Si quieres saber más sobre ellas:

Lise Meitner

Emmy Noether



lunes, 8 de enero de 2018

Reconocimientos y premios a la investigación científica II

En esta ocasión le toca el turno a los Premios Príncipe de Asturias, actualmente Princesa de Asturias.

Los Premios Príncipe de Asturias so otorgan desde 1981, actualmente se denominan Premios Princesa de Asturias.Estos galardones se otorgan en ocho distintas disciplinas: Artes, Comunicación y Humanidades, Cooperación Internacional, Deportes, Ciencias Sociales, Letras, Investigación Científica y Técnica y Concordia.

En estos 37 años se han otorgado los premios con la siguiente distribución:

Un 23% a organizaciones
Un 67% a hombres
Un 10 % a mujeres

En el caso concreto del premio en la categoría de Investigación Científica y Técnica el porcentaje baja; solamente un 3,2% de mujeres fueron distinguidas con el galardón, frente a un 96.8% de sus colegas masculinos, es decir, de 69 premios en esa categoría, solo 4 fueron a parar a manos de mujeres.

De nuevo, es llamativa la diferencia de porcentaje de premios otorgados entre ambos sexos. Siempre queda el interrogante del porqué. Son premios relativamente recientes, así que no existe ningún motivo objetivo por el cual no debería haber igual cantidad de candidatos de ambos sexos.
¿Cual es el motivo de que haya tan pocas mujeres premiadas, sobre todo en el campo de la ciencia? ¿Realmente no hay mujeres que merezcan esta distinción en igualdad de condiciones que los hombres?

La idea del blog es presentar datos objetivos, así que ahí os dejo la información, tanto en esta entrada como en la anterior, “Reconocimientos y premios a la investigación científica I”, y que cada uno saque sus propias conclusiones.

domingo, 7 de enero de 2018

Reconocimientos y premios a la investigación científica I



Todos hemos oído hablar de los Premios Nobel. Son galardones que se otorgan a nivel internacional y que, en sus diversas categorías, se encargan de reconocer la labor de los científicos de las diversas áreas de conocimiento. 

Los premios Nobel se otorgan desde 1901 y constan de seis categorías: Física, Química, Medicina, Economía, Paz y Literatura.

En estos 116 años se ha premiado a un total de 923 personas, de las cuales 875 han sido hombres y 48 mujeres. Es decir, un 94.8% de premios han ido a parar a manos del género masculino y un 5.20% al femenino.
Si nos centramos únicamente en los premios únicamente de ciencias (Física, Química o Medicina), el porcentaje de mujeres premiadas se reduce al 3%.


La medalla Fields es un galardón que se otorga a los avances en el área exclusiva de las matemáticas. Existe desde 1936 y, en ese tiempo, únicamente una mujer fue premiada con ella: Maryam Mirzakhani, en 2014.

¿Cual es el motivo de estos bajos porcentajes de galardones para el género femenino? ¿Acaso no hay, o ha habido, más mujeres merecedoras de estos premios?

La lógica me dice que quizás en el pasado, cuando las mujeres estaban condenadas a ser madres y  señoras de su casa, hubiese un menor número de mujeres que pudiesen optar a esos galardones. Pero creo que hoy en día la situación ha cambiado bastante, y estoy segura de que hay infinidad de mujeres dedicando sus vidas a la ciencia, al igual que los hombres. Sin embargo, los porcentajes de premios otorgados a mujeres sigue siendo ridículo. ¿Por qué?




Mujeres científicas I


A lo largo de la historia ha habido grandes mujeres que han hecho aportaciones inestimables a la ciencia.

La primera de la que se tiene constancia es Hipatia (370 d.C.). Nació en Alejandría (actual Egipto). Su padre, Teón, matemático y astrónomo que trabajaba en el Museo de la ciudad, enseñó a su hija Hipatia todo lo que sabía y pronto la alumna aventajó al maestro. Siguió las enseñanzas de su padre pero fue más allá en sus estudios de los movimientos de los astros y, sobre todo, al ampliar el horizonte de sus investigaciones desde la ciencia hacia la filosofía. Se convirtió en una renombrada profesora que daba lecciones públicas sobre Platón y Aristóteles. Tenía numerosos discípulos y era muy admirada en la ciudad.

Su mayor contribución a la ciencia fue como matemática, en álgebra. Escribió una versión comentada de la Aritmética de Diofanto en 13 volúmenes. Muchos de sus comentarios se han incorporado en manuscritos posteriores de dicha obra sin mención explícita a la contribución de Hipatia.

Mejoró el astrolabio (antiguo instrumento para determinar la posición y altura de las estrellas) en su uso para astronomía esférica. Muchas de sus obras se perdieron cuando se quemó la Biblioteca de Alejandría, así que nunca llegaremos a saber el alcance de su obra.

Murió asesinada por una muchedumbre de cristianos fanáticos ya que ella era pagana y representaba todo lo que el cristianismo emergente odiaba.


Ada Byron (1815-1935), más conocida como Ada Lovelace, fue una aristócrata inglesa que, en contra de lo usual en aquella época, fue educada en latín, griego, historia, alemán, francés, música, ciencias y matemáticas. 
A los doce años se obsesionó con volar y estuvo estudiando a las aves, diseccionándolas para descubrir el secreto de volar. Probó distintos materiales e inventos y, aunque nunca logró volar, dejó todas sus anotaciones en un precioso libro de ilustraciones llamado Flyology.

A los 18 años conoció a Charles Babbage (inventor y matemático), con quien colaboró durante toda su vida. Babbage creó su Máquina Analítica, cuyo objetivo era ejecutar cualquier tipo de cálculo matemático. En 1840 se publicó un artículo sobre la Máquina Analítica y le pidieron a Ada que lo tradujera al inglés. Ada, no solo lo tradujo, sino que incluyó muchas anotaciones propias hasta duplicar el texto original. Entre ellas, un algoritmo que demostraba exáctamente cómo podía utilizarse la máquina para computar una secuencia de números complejos. Su aportación iba más allá de una mera reflexión académica sobre el potencial de la Máquina Analítica y creaba el primer programa de ordenador de la historia.

Si queréis más información sobre estas dos grandes mujeres podéis consultar:

Hipatia
https://es.wikipedia.org/wiki/Hipatia
http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/hipatia-la-cientifica-de-alejandria-2_9797/5

Ada Lovelace
https://es.wikipedia.org/wiki/Ada_Lovelace
https://espacio.fundaciontelefonica.com/evento/ada-lovelace-la-encantadora-de-numeros/